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Ser realista sin perder el optimismo

Ser realista sin perder el optimismo

La crisis del Sistema Financiero Internacional plantea en la Argentina, un escenario de futuro inmediato, complejo y distinto, en comparación con el contexto en el que se desarrolló la actividad económica local durante los últimos seis años.

Cabe mencionar, que en general las empresas hoy están notablemente mejor de lo que estaban en el 2002. Comparando el 2008 con el 2002, vemos que la crisis nos encuentra con seis años de crecimiento versus tres de recesión.

Este nuevo escenario político, financiero y económico Global, con un alto grado de incertidumbre a nivel nacional (¿qué va a pasar?), obliga necesariamente a las organizaciones sin importar su tamaño, a desarrollar una visión de mediano y largo plazo, que brinde orientación al planteo de acciones eficaces de corto plazo y sentido a las decisiones habituales.

Si bien, en el ámbito empresario están analizando cuál será el alcance o grado de impacto de la crisis, la misma es percibida como un cambio de condiciones y reglas en diferentes frentes, tales como: el abastecimiento, la comercialización, las exportaciones, las inversiones y el financiamiento. 

La crisis ya está posicionada en la mente de los Consumidores, en la forma de expectativas con menor o mayor grado de desconfianza. Las personas han comenzado a tomar decisiones para preservar su microeconomía; cuidar sus gastos y sus ahorros. 

El impacto de las decisiones que tome tanto la oferta como la demanda, influencidas por las condiciones y reglas del entorno, se van a plasmar en un cambio en el tamaño de los mercados, es por ello que los empresarios que prevean cambios, se verán con el desafío de descifrar el mercado y gestionarlo estratégicamente con precisión. 

Rápidamente podemos plantear que para superar con éxito la crisis «es preciso mantener o aumentar la participación de mercado», la problemática está en elegir el camino estratégico correcto, con información clara y oportuna acerca de la evolución del negocio y del sector, con capacidades tecnológicas que permitan innovar y diversificar, con el personal motivado para lograrlo, pero por sobre todo con «Prudencia» en el proceso de toma de decisiones. 

La prudencia le permitirá a la empresa permanecer. Estamos transitando el camino hacia una situación muy compleja y distinta, que merece toda la atención y mantener la serenidad. Ante las complicaciones del mercado se necesitarán reflejos para posicionarse y encontrar oportunidades. 

Ahora hablemos de las Pymes, que son en su conjunto el grupo productivo más relevante en la economía nacional por el aporte al PBI, la generación de empleo y la distribución del ingreso. Ellas están obligadas a repensar sus procesos de negocio porque están más expuestas a los cambios del mercado, es por ello que deben necesariamente ser flexibles, estar orientadas al cliente y ser rentables.

Transformar una Pyme en una organización profesional preparada para gestionar en escenarios complejos, requiere desarrollar un programa de actividades gerenciales de corto y mediano plazo, que contemple los siguientes temas básicos:

1) Realizar un diagnóstico de gestión diferenciando las unidades de negocio y de servicios

2) Revisar la estrategia y el posicionamiento del negocio en el mercado.

3) Determinar la estructura organizativa óptima para el negocio.

4) Establecer las competencias de cada puesto de trabajo.

5) Fortalecer las habilidades del personal clave en gestión empresarial.

6) Mejorar los sistemas de comunicación y de motivación del personal.

7) Instrumentar un sistema de información para la toma de decisiones y control gestión.

Las Pymes que tengan una alta participación de mercado con una organización profesionalizada, contarán con una mejor posición en cuanto a recursos y conocimientos para enfrentar los malos tiempos, y aquellas que se encuentren en vía de profesionalizar su organización contarán con más herramientas para sobrellevar la crisis.